En los planos del proyecto original de Forestier, en este entorno del parque aparece un espacio rectangular donde una "arquitectura vegetal", compuesta a base de paredes de espesos cipreses y con una alfombra de praderas de grama, cobra especial protagonismo. Es un tipo de espacio cuyos elementos principales aparecen a su vez en su Cuaderno de dibujos y planos, que en su simplicidad recuerda a un xystus de la arquitectura clásica, pórticos a veces vegetales que daban paso a los gimnasios en la antigua Grecia.
El espacio que hoy vemos en esta zona del parque fue sin embargo construido en 1935, ya fallecido Forestier, pero denota claramente la influencia de éste en el arquitecto encargado de realizarlo, el sevillano Juan Talavera y Heredia, también en el uso de esas pérgolas que recuerdan a los trabajos del paisajista francés. Talavera sigue así en gran medida a Forestier para crear lo que es un original espacio dentro del conjunto del parque.
Como venía siendo habitual en el parque, la glorieta fue dedicada a un personaje de la cultura, en este caso a la cantante de ópera Ofelia Nieto, que aparece representada en el semicírculo que cierra la glorieta con una rosa y flanqueada por dos musas. Se pidió que, así como en la glorieta primera del parque, la de Bécquer, se podían leer sus obras, también en la glorieta de Ofelia Nieto se escuchara su voz: por ello, es una glorieta usada en ocasiones para conciertos. El parque presta así un servicio público, el de ser lugar de disfrute natural y artístico para la ciudadanía.